ENAMORAMIENTO Y HORMONAS:
La química del amor parece
ser una expresión acertada:
En la cascada de reacciones
emocionales hay electricidad (descargas neuronales) y hay química (hormonas y
otras sustancias que participan).
Ellas son las que hacen que
una pasión amorosa descontrole nuestra vida y ellas son las que explican buena
parte de los signos del enamoramiento.
Cuando debido a la
presencia de ciertas hormonas en el ambiente conocidas como feromonas
encontramos a la persona adecuada, se dispara la señal de alarma, y nuestro
organismo entra entonces en ebullición.
Feromonas Sustancias secretadas
por un ser vivo que pueden influir sobre el comportamiento de otro individuo de
su misma especie, como, por ejemplo, las hormonas emitidas por las mariposas
hembras, que atraen a los machos. Se trata de un medio de comunicación entre
individuos de una misma especie.
Hipotálamo Porción del di encéfalo.
El hipotálamo se divide anatómicamente en tres núcleos. Ejerce el control del
sistema nervioso vegetativo y de las actividades viscerales, del equilibrio
hídrico, de la temperatura corporal, de la secreción hormonal, etc. En el
hipotálamo se hallan presentes sustancias neuropéptidas que pueden intervenir
en la sexualidad, en la memoria y en los comportamientos de defensa.
A través del sistema
nervioso, el hipotálamo envía mensajes a las diferentes glándulas del cuerpo
ordenando a las glándulas suprarrenales que aumenten inmediatamente la
producción de:
Adrenalina La adrenalina es un neurotransmisor que actúa
en la activación de los impulsos nerviosos. Sus principales efectos sobre el
organismo son el aumento de la presión sanguínea y del ritmo cardíaco, la
estimulación del sistema nervioso central, la dilatación de los bronquios y la
regulación de los procesos digestivos, que se realizan con mayor lentitud.
Noradrenalina Compuesto del grupo de las catecolaminas que actúa
como neurotransmisor central y en las terminaciones adrenérgicas del sistema
nervioso vegetativo
Neurotransmisores que
comunican entre sí a las células nerviosas.
Sus efectos se hacen notar
al instante:
- El corazón late más deprisa (130 pulsaciones por minuto).
- La presión arterial sistólica (lo que conocemos como máxima) sube.
- Se liberan grasas y azúcares para aumentar la capacidad muscular.
- Se generan más glóbulos rojos a fin de mejorar el transporte de oxígeno por la corriente sanguínea.
Antífanes -388-
Hay dos cosas que el hombre no
puede ocultar: que está borracho y que está enamorado
Los síntomas del
enamoramiento que muchas personas hemos percibido alguna vez, si hemos sido
afortunados, son el resultado de complejas reacciones químicas del organismo
que nos hacen a todos sentir aproximadamente lo mismo, aunque a nuestro amor lo
sintamos como único en el mundo.
Ese
estado de "imbecilidad transitoria", en palabras de Ortega y Gasset,
no se puede mantener bioquímicamente por mucho tiempo.
No hay duda: el amor es una
enfermedad.
Tiene su propio rosario de
pensamientos obsesivos y su propio ámbito de acción.
Si en la cirrosis es el
hígado, los padecimientos y goces del amor se esconden, irónicamente, en esa
ingente telaraña de nudos y filamentos que llamamos sistema nervioso autónomo.
En ese sistema, todo es
impulso y oleaje químico.
Aquí se asientan el miedo,
el orgullo, los celos, el ardor y, por supuesto, el enamoramiento.
A través de nervios
microscópicos, los impulsos se transmiten a:
·
los
capilares,
·
los
folículos pilosos
·
y
las glándulas sudoríparas del cuerpo.
El suave músculo
intestinal, las glándulas lacrimales, la vejiga y los genitales, el organismo
entero está sometido al bombardeo que parte de este arco vibrante de nudos y
cuerdas.
Las órdenes se suceden a
velocidades de vértigo: ¡constricción!, ¡dilatación!, ¡secreción!, ¡erección!
Todo es urgente, efervescente, impelente...
Aquí no manda el intelecto
ni la fuerza de voluntad.
Es el reino del
siento-luego-existo, de la carne, las atracciones y repulsiones primarias...,
el territorio donde la razón es una intrusa.
Hace apenas 13 años que se
planteó el estudio del amor como un proceso bioquímico que se inicia en la
corteza cerebral, pasa a las neuronas y de allí al sistema endocrino, dando
lugar a respuestas fisiológicas intensas.
El verdadero enamoramiento
parece ser que sobreviene cuando se produce en el cerebro la FENILETILAMINA,
compuesto orgánico de la familia de las anfetaminas como respuesta a la
presencia de FEROMONAS en el ambiente.
Al inundarse el cerebro de
FENILETILAMINA, éste responde mediante la secreción de:
Dopamina Neurotransmisor
responsable de los mecanismos de refuerzo del cerebro, es decir, de la
capacidad de desear algo y de repetir un comportamiento que proporciona placer.
Norepinefrina Estimula las contracciones uterinas para el
parto.
Oxiticina
Hace brotar
la leche, y además un mensajero químico del deseo sexual.
y comienza el trabajo de
los neurotransmisores que dan lugar a los arrebatos sentimentales, en síntesis:
que se está enamorado.
Su actividad perdura de 3 a 8 años, que coincide con el
tiempo necesario para la concepción, el parto y el cuidado del recién nacido,
hasta que este llega con el cerebro a un peso entre 1 200 y 1300 gramos , con lo que
puede ser razonablemente autónomo, pero al final la atracción bioquímica decae.
Estos compuestos combinados
hacen que los enamorados puedan permanecer horas y noches enteras conversando, sin sensación
alguna de cansancio o sueño.
La fase de atracción no
dura para siempre.
La pareja, entonces, se
encuentra ante una dicotomía: separarse o habituarse a manifestaciones más socializadas
de amor - compañerismo, afecto y tolerancia-.
Dos citas muy interesantes
son:
El amor es como la salsa
mayonesa: cuando se corta, hay que tirarlo y empezar otro nuevo.
Enrique Jardiel Poncela.
Enrique Jardiel Poncela.
El
amor es como Don Quijote: cuando recobra el juicio es para morir.
Con el tiempo el organismo
se va haciendo resistente a los efectos de estas sustancias y toda la locura de
la pasión se desvanece gradualmente, la fase de atracción no dura para siempre
y comienza entonces una segunda fase que podemos denominar de pertenencia dando
paso al amor más sosegado.
Se trata de un sentimiento
de seguridad, comodidad y paz.
Dicho estado está asociado
a otra DUCHA QUÍMICA.
En este caso son las endorfinas
-compuestos químicos naturales de estructura similar a la de la morfina y otros
opiáceos- los que confieren la sensación común de seguridad comenzando una
nueva etapa, la del apego.
Por ello se sufre tanto al
perder al ser querido, dejamos de recibir la dosis diaria de narcóticos.
Para conservar la pareja es
necesario buscar mecanismos sociales y culturales (convivencia, costumbre,
intereses mutuos, etc.), hemos de luchar por que el proceso deje de ser solo un
proceso químico.
Si no se han establecido
ligazones de intereses comunes y empatía, la pareja, tras la bajada de FEA, se
sentirá cada vez menos enamorada y por ahí llegará la insatisfacción, la
frustración, separación e incluso el odio.
El affaire de la
feniletilamina con el amor se inició con la teoría que el cerebro de una
persona enamorada contenía grandes cantidades de feniletilamina y que esta
sería la responsable de las sensaciones y modificaciones fisiológicas que
experimentamos cuando estamos enamorados.
Se sospecho de su
existencia mientras se realizaba un estudio con pacientes aquejados "de
mal de amor", una depresión psíquica causada por una desilusión amorosa.
Les llamó la atención la
compulsiva tendencia de estas personas a devorar grandes cantidades de
chocolate, un alimento especialmente rico en feniletilamina, por lo que dedujeron
que su adicción debía ser una especie de automedicación para combatir el
síndrome de abstinencia causado por la falta de esa sustancia.
Según su hipótesis, el por
ellos llamado centro de placer del cerebro, ante la presencia de un estimulante
hormonal – Feromona - comienza a producir feniletilamina a gran escala y así es
como perdemos la cabeza, vemos el mundo de color de rosa y nos sentimos
flotando.
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